sábado, 7 de marzo de 2015

Calladita la boca

Doctora jekyll y señora hyde

De Nilda Barba

Ediciones patagónicas

Hay que tener cuidado y tratar de averiguar por dónde, entre la belleza casi frú frú que ilustra el libro de Nilda Barba, se mete lo siniestro. Se pueden mirar las fotos, por ejemplo. Allí, nenas juegan vestidas de bailarinas, rodeadas de flores o mariposas sobre el agua pura y cristalina. Estas imágenes que se intercalan entre la poesía contrastan llamativamente con el nombre del libro: Doctora Jekyll y señora Hyde.

Algo se va hilando de poema a poema, frases en itálica saltan a la vista, ¿qué tienen en común? Son frases hechas. ¿Hechas?, es mejor decir fijadas por la costumbre. Frases que se constituyeron en verdades desde la voz de los adultos en la niñez de cualquiera. Especialmente en la de las nenas: No se contesta. Calladita la boca y a la cama. Derechitas. Sin chistar. Sonreí. Sin llorar. Papá no se equivoca. Es por tu bien.

El uso de itálica se antoja similar a su uso en una cita, pero sus itálicas son más que citas: son frases de otros que hemos hecho nuestras. Lo que se hace presente no son sólo las palabras, sino las voces de la infancia, y esas voces resonarán para cada lector con un sonido distinto, el sonido propio de su niñez. Los poemas reproducen las imágenes y los tonos familiares de cada lector a partir de pulsaciones de sentidos: colores, olores, dolores. Una sola frase recupera toda una escena de la niñez. Una escena que se puede haber creído perdida vuelve con la intensidad del momento en que se la vivió. Extraña habilidad la de la autora de evocar para cada lector sonidos propios, imágenes personales.

Sin embargo, los poemas de Doctora Jekyll y señora Hyde no están constituidos únicamente por esas frases, sino que en el interior de cada uno, las frases hechas aparecen y se deshacen: son deshechas por las palabras que las rodean y las descontextualizan. También son deshechas en cada momento de lectura porque vuelven a la conciencia de quien las lee dentro de otro contexto y con sentidos nuevos. Poemas de una señora Hyde que se encarga de deshacer todo lo que la doctora Jekyll pretendió construir. O al revés, la pretendida perfección de una muchachita obediente que esconde un caos oscuro, alguien que sabe más de lo que parece decir, ¡sin chistar, calladita la boca!, pero que lo dice, sin duda, pasando a través del léxico y entre la respiración íntima que da la ausencia de puntuación en los versos.


Autor:JuliaMilanese

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