jueves, 2 de abril de 2015

Alquilar edificios públicos y puestos oficiales

La noticia sorprendió en algunos medios, una aldea que cuenta con 18 habitantes, se puede rentar completa por 700 dólares la noche. El servicio contempla un título de alcalde, y con ello el poder de decidir sobre acciones para mejorar, políticas locales, todas las atribuciones que el título conlleva.

Megyer, en Hungría, encontró este modo de sustentar la aldea, con turismo.

La idea, ha transformado la región, y ha convertido una decadente zona en un paraíso vacacional, recaudando y atrayendo la atención de la gobernación del lugar que ahora pasó de ser descartable y obsoleto a encantador y atractivo.

Habría que copiar la idea, ya que nuestros gobernantes se quejan de la falta de dineros y tratan de sacárnoslo con los impuestos, mejor alquilamos edificios y títulos de cargo.

Por ejemplo, tomamos el título de Gobernador de la Ciudad, y lo ponemos en una agencia de Turismo, de este modo, tendremos la oportunidad de conocer la opinión de alguien que pueda pagar el paseo por la fama del puesto, y ver si tiene mejores ideas que Macri, que a lo único que se ha dedicado es a cercar la ciudad creyendo que con eso desaparece a los pobres, que afean tanto esos espacios públicos; o qué hacer con los contenedores de basura que llenan de olores nauseabundos los espacios fuera del circuito de barrio norte, pues en Recoleta, donde viven sus amigos, no se vive ese infierno odorífero, ni la polución visual.

Habría que implementar un monto interesante, para que el que quiera se de el lujo de ser, ser intendente, por ejemplo, o ser ministro de algo.

Tendría el beneficio de taparte un poco la boca a la oposición, que de este modo, desembolsando dineritos, podrían adquirir el puesto y demostrar lo que son capaces de hacer.

La población contenta, porque tendría un modo de medir el grado de inutilidad, no sólo del jefe original, sino de los que pretenden poder hacerlo mejor.

En la Aldea Húngara, no sólo dio excelentes resultados, sino que lo que parecía inútil y descartable volvió a tener vigencia, bicicletas antiguas, renovadas, perros sucios y abandonados, ahora relucientes, es decir, reflotar la realidad de la aldea, pero con los recursos de la actualidad.

No sólo se renovaron cantinas o instalaciones, sino el entorno, bosques y praderas que sembraron con las especies originales.

Mi propuesta, aunque parezca una broma, no sólo no lo es, sino que en la Aldea pasó lo mismo, comenzó como una broma, hasta que prendió como un asunto posible.

Por ser Alcalde comprado por un día, se recibe un certificado y una foto en la galería de personalidades.

Qué tan difícil puede ser alquilar puestos y edificios públicos, por un día, además de ganar dinero, de convertir puestos en destinos turísticos, podría resultar una solución interesante para mejorar la gestión de los que duermen en el cargo y usan el puesto de almohada.


Autor:Intelectual

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